ROCÍO WITTB / 7 Poemas

Cecilio Fernández Bustos

 

Los ojos que se cruzan un segundo
                                                  son el lugar de paso
                                                  que nos concede el tiempo para sentirse vivo.

                                                  Luis García Montero 

 

 

En las manifestaciones artísticas sucede a veces que una corriente emergente coincide en el tiempo con otra que declina. Así se van sucediéndose corrientes y tendencias. Lo que emerge aparece como nuevo y si permanece recibe los parabienes de la crítica y del público iniciado. Lo que declina, cómo no, va quedándose en la orfandad del olvido. Sucede todo tan deprisa que no nos da tiempo a degustar un fruto cuando ya el otro está a punto de llegar a su sazón. Todo esto, pese a su interés y valor para que el experto investigue y elabore brillantes teorías, no evita que un cúmulo de experiencias, pulpa sangrante y pura, vaya quedando adherida a la memoria del que contempla, escucha o lee. Y es ahí, donde se opera la magia de lo que pervive y forma el corpus de la obra de arte que se queda entre nosotros como sustantividad. Y tal vez sea la voz de los poetas creadores, inventores de un nuevo decir, gritar, sugerir o ironizar, la expresión más cercana a la común experiencia. Y nada importa que sean pocos o muchos, lo que importa es que alguien lea, abra la boca y diga: Voló tan alto, tan alto, que le dio a la caza alcance.

         Leo un ramillete de 7 poemas de una joven poeta argentina, Rocío Wittb, editados en Cuadernos Hispanoamericanos[1]. Poemas que hablan de cosas cotidianas: el desayuno por la mañana; el viento que nos trae, envuelto en sus aromas, los recuerdos; la noche y sus sonidos, el tibio milagro de la luna, las dudas frente al deseo y el amor; la lluvia y su sonoridad como armonía de lo más hermoso —tus ojos, tu mirada—; la ausencia y su dolor. Todos elementos que dan sustancia a nuestra existencia, sea ésta joven o caduca, y que nos permiten construir y percibir todo lo que es intenso, todo lo que es hermoso, aunque esto último, como dijera Cernuda, tiene su instante y pasa. 

         Poesía intimista, los poemas de Rocío acarician las emociones y las sensaciones que en el ámbito de sus vivencias van dejando huella; señal que se hace vida, de nuevo, en sus poemas y trazan  un círculo —“Gota sobre gota, gotas sobre la ciudad / el paisaje acuarelado / de los días tristes.”— Es ahí donde la poeta acomoda los componentes genésicos de su voz, forjada por la luz y el clima de Buenos Aires y por las infinitas lecturas de los poetas —ellas y ellos— que la mantienen eufórica y alucinada y alientan su hambre voraz por la lectura. Poetas y poemas que son objetos de sutil veneración para nuestra joven poeta. Que se han posesionando del éxtasis de su piel tocada por la brisa, por la lluvia, por el sol, por una mano. Y al mirar con su voz, sus poemas van  por las aguas íntimas del cielo como “la aguja que pincha / a través del aire.”

         No hay en esta voz banalidad. Sí un acento que puede ser inconfundible, armonía de urdimbre que acaricia y torna y muda el alma de la mirada. Voz como símbolo de lo cercano y sencillo, que ejerce como revelación y exclama sin prejuicios y torna la mirada a uno y otro lado. Voz que busca la plasticidad sonora de los rincones íntimos, como si todo el mundo sonara al otro lado de su eco.

         Por lo tanto nuestra poeta señala en el decir, en la forma, una unidad completa y es esto lo que se nos revela como poesía, señal de la presencia de una palabra que integra sensación, armonía y belleza.

 

(SIN TÍTULO)

 

La distancia más grande
son tus ojos.
El brillo, el filo,
la aguja que pincha
a través del aire.
Y mirarlos es mudar el alma
a un instante de armonía.
Entonces pido tiempo,
para contemplar,
para alcanzar el placer inmenso
que brilla tras tus cristales.
Y te veo puro.
El aire no es aire,
el aire no es nada,
y el mundo no es nadie,
y yo soy el aire
y tú eres el mundo.
Te envuelvo con mi mirada.
Y cada vez eres un mundo
un poco más grande,
un poco más suave,
un poco más sencillo
y más hermoso.

 

         Rocío juega con las palabras, desnuda y abrillanta su sentido, las engarza en el poema como si de pequeños brillantes se tratara, para seducir y ungirnos con su voz. Hay lluvia en los poemas que Rocío nos ofrece en Cuadernos Hispanoamericanos, esa lluvia de la gran ciudad que acuarela el paisaje —hermosa imagen— y que nos ofrece una nota, casi plástica, sobre la tristeza nostálgica del agua vista a través de los cristales. Tal vez aquella …monotonía / de lluvia tras los cristales, que nos dejó prendida de la retina Don Antonio Machado.

       

         PEQUEÑOS RASTROS DE LLUVIA

 

         Llueve sobre las palabras,
         lluvia que me ahoga.
         Sobre lo que he escrito
         no veo más que lluvia.
         Gota sobre gota,
         gotas sobre la ciudad
         el paisaje acuarelado
         de los días tristes.

 

         Rocío Wittb, primicia también para los lectores de este blog, se nos anuncia como una opción en el proceso de la más reciente poesía argentina, que es decir poesía hispanoamericana que sigue brotando, allí y aquí, como fruto de esa confluencia de opciones estéticas y culturales de los hablantes en la lengua de Cervantes: de Sor Juana Inés de la Cruz, de Darío, de Gabriela Mistral, de Cesar Vallejo, de Neruda, de Borges, de Juan Gelman, de Alejandra Pizarnik… y, cómo no, de sus admirados Ángel González y  Luis García Montero. La nómina es importante porque nuestra joven poeta es una voraz  lectora y una inteligente antóloga.

         Espero tener, en breve tiempo, el privilegio de presentar en este blog el primer libro de poemas editado por Rocío Wittb. De esta forma tendremos sus lectores la oportunidad de explorar  los registros de esta voz nueva y singular. Poesía que, pese a su novedad, no renuncia a los vínculos con la gran poesía de todos los tiempos, aquella que se ha ido labrando por encima de las reliquias y que ha contribuido a la creación de una estética crítica y ética, reivindicadora de la libertad y la solidaridad. Poesía que se eleva sobre horrores y nos permite vivir nuestra limitada sensibilidad sin rendirle tributo a ningún poder. Sí, Rocío, quedamos a la espera de las luces de tu voz.

         Y, para terminar esta entra en el blog Unas palabras dichas, un paisaje nocturno que envuelve la ciudad en la sustancia poética de Rocío Wittib.

 

LA NOCHE

 

Está sonando la noche,
se oye en el aire su brisa húmeda,
sus ojos tibios de luna.
Las horas desenfundan
el filo azul del cielo,
manto oscuro y peligrosamente exacto
que despierta nuestros corazones.
Los faroles amanecen para las calles,
qué agónicas quedan en penumbra,
donde el silencio virgen
se desnuda bajos los árboles. 
Elegante, suave, eterna siempre,
mujer, por su forma de seducir,
animal, porque nos hace la piel salvaje,
como su alma, siempre eterna.
Miles de estrellas como cómplices,
de un crimen o una melodía,
a veces no deja distinguirse,
pero todos sabemos que es perfecta.

[1] Rocío Wittib.- Creación. Cuadernos Hispanoamericanos, nº 718 / Madrid, abril de 2010

3 comentarios

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3 Respuestas a “ROCÍO WITTB / 7 Poemas

  1. Gracias, Cecilio, por acercarnos la poesía de Rocío Wittb, y mis felicitaciones a la autora, una voz joven que ya se hace escuchar y que irá sonando cada vez con más fuerza.

    • cecibustos

      Alberto:
      Nuestra amiga es poeta y joven. Toda una vida por delante para sumarse al coro de las grandes voces poéticas que nos ha dado América.
      Un abrazo,
      Cecilio

  2. Diego Díaz de Ávila

    Maravillosa exposición de su ser de una autora a quien había empezado a escuchar con fuerza. Gracias por compartirlo con nosotros, Cecilio. Un Saludo
    Atentamente, Diego Díaz de Ávila

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